Ricky Martin y el secuestro de su fe – Parte II

Recientemente un hermano en la fe respondió a mi blog acerca de la declaración de homosexualidad del cantante puertorriqueño Ricky Martin (refiérete a los siguientes links para el texto completo: http://www.werlife.com/profiles/blogs/ricky-martin-y-el-secuestro-de ó http://pastorgadiel.blogspot.com/2010/04/ricky-martin-y-el-secuestro-de-su-fe.html)

A continuación unas porciones de su comentario, muy válido por cierto:

“Que pena que el pueblo de Dios opine tan abiertamente desde la falta de desconocimiento. Yo puedo hablar con toda autoridad pues del homosexualismo Dios me sacó. Nadie decide ser homosexual. Eso es una barrabasada y ofende a Dios. El homosexualismo emana de experiencias habidas antes de los cinco (5) años de edad… Si queremos ganar para Cristo a los que están atrapados por esas ataduras debemos actuar con sabiduría y con nuestros actos dejarles saber que el día que necesiten “un lugar”, la iglesia estará ahí para ellos. Cuantos habrá hoy buscando de los chamanes, santeros, budistas, etc. porque en el día del dolor (y todos hemos pasado por ahí) temieron llegar hasta la casa de Dios porque en ese momento lo que necesitaban era amor, no juicio...”

A los pocos días de leer esta reprimenda, me encontraba (a eso de las 10:00 de la noche) en el estacionamiento de una mega-tienda. Allí había un grupo de hermanos cristianos con altoparlantes gritando a viva voz que “Ricky Martin se va para el infierno”, entre otros “juicios apocalípticos”. Tan mala impresión dábamos (me incluyo porque soy de la fe), que mi hija de 5 años me preguntó: “Papá, ¿por qué ese Señor está enojado, para la gloria de Dios?”. ¡Que no les quede duda de que mi vergüenza aumentó al pensar que pude haber contribuido a ese escándalo con mis notas cibernéticas!

El problema de ser pastor es que casi nunca somos entendidos por los demás. Nuestras acciones y palabras son malinterpretadas al punto de que salimos villanos en cada asunto en que “metemos el pico”. Cuando escribí el blog creí dejar claro que no estaba criticando el homosexualismo per se de Ricky Martin (aunque soy de la “línea dura”, y creo firmemente que es un comportamiento prohibido por Dios). El asunto no es el homosexualismo en sí, sino el problema que tenemos los seres humanos de seguir cualquier cosa que diga Dios. La Biblia le da un nombre a esta actitud rebelde: “PECADO”.

Así que, luego de unos días de reflexión decidí contestar a mi amado hermano. A continuación el texto en su totalidad, para que me entiendan (¡o me malentiendan!):

“Gracias por tu comentario y que Dios te bendiga! Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices respecto a la preeminencia del amor en nuestro trato con el homosexual. La intención del articulo no es enviar a Ricky Martin al infierno sino traer a la luz la mentalidad postmoderna en relación a lo que esta bien y lo que esta mal. El asunto homosexual no es nada diferente a otras desviaciones (hábitos, corrupciones, etc.) que heredamos de nuestros primeros padres. Para todo aquel que es humano, el problema es similar, aunque se refleje de manera diferente: la rebeldía con Dios, el pecado. Dios dice una cosa, nosotros decimos otra, porque queremos ser los dueños, señores, reyes, de nuestro destino.

La Palabra de Dios vino a todos nosotros para decirnos que las consecuencias de lo que estamos viviendo, en cada caso particular (enfermedad, crisis financiera, hogares destruidos, matrimonios disueltos, maltrato de menores, inmoralidad, corrupción, etc.) se debe a que estamos sentados en el trono de Dios, ¡y que debemos bajarnos de ahí inmediatamente! Si relees el articulo, veras que Ricky menciona que no quieren que "secuestren su fe" luego de mencionar su preferencia. El asunto no es la revelación de su homosexualidad, sino que (sin importar lo que el haya escogido hacer, o haya decidido no luchar mas con, sea esto homosexualidad, mentira, adulterio, etc.) Ricky no quiere ser cuestionado. ¡Y ese es el problema!

El evangelio nos habla del amor de Dios, pero nos EXIGE que nos arrepintamos de nuestro proceder y aceptemos que Dios es quien define lo que esta correcto y lo que esta incorrecto. El evangelio, la Biblia toda, cuestiona en todo momento nuestra manera de vivir; y Jesús nos demanda un cambio. Hace un tiempo, hablé todo esto con un homosexual que estaba visitando nuestra congregación y llevando a otros amigos. Me senté a dialogar con él con mucho amor, le explique que quería continuar viéndolo entre nosotros. Sin embargo le dije que no quería venderle las expectativas incorrectas. Su estilo de vida (heredado, escogido, no importa) no esta a tono con las expectativas de Jesús. Al final le dije: "No te pido que dejes de ser homosexual, solo te pregunto, ¿estarías dispuesto a que Dios cambiara tu corazón al punto que llegaras a aborrecer tu estilo de vida?". La respuesta fue: NO, y se marchó.

Esta respuesta pudo venir de un adúltero, de un vicioso, (no necesariamente de un homosexual). El asunto no es lo que haces, sino, si estas dispuesto a "perder tu vida para ganarla". Todo el que ama a Jesús mas que alguna otra cosa, ese pierde su vida, pero gana la eternidad.

Espero que esto nos ayude a seguir discutiendo en amor este asunto, y podamos darle luz a la iglesia para traer a muchos más a los pies del Maestro.”

Asi que, para resumir mi punto (e irme a comer) les digo lo siguiente: todos somos pecadores, todos necesitamos cambiar algo de nuestro estilo de vida, todos requerimos del amor infinito de Dios y su iglesia para poder pasar de “muerte a vida”. Pero es importante que entendamos que todos necesitamos aceptar que Dios es Dios y nosotros no. Este es el primer y más importante paso: doblegar mi voluntad ante Él y creer que solo Él tiene la autoridad para definir lo que es mejor para mí. Lo demás lo hace Dios, a través de Cristo, en mí.

En Cristo,
Gadiel

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