Desde la fila del desempleo…

El pasado viernes recibí el dudoso honor de convertirme en el último varón de mi familia en quedar desempleado. Oficialmente, la “recesión boricua” ha dejado a la familia Ríos Soto en la inopia económica (o en la “prángana”, como dicen en mi pueblo).

Preparando anoche la merienda de mi niña, me dí plena cuenta que no tenía adonde ir luego de que la llevara al colegio hoy en la mañana. No más reuniones interminables frente a un teléfono (los aburridos “teleconferences” que reemplazaron los buenos viajes a las oficinas corporativas). No más presupuestos que revisar por quincuagésima vez hasta que “cuadraran” según el jefe quería. No más paradas en la fuente de agua para “dialogar” sobre el último “chisme de pasillo”, etc., etc., etc. Pero sobre todo, no más cheques… La pregunta es: ¿y ahora qué?

Como a Dios no se le escapa nada, estas semanas comenzamos a hablar en nuestra iglesia acerca del “Padre Nuestro”. Luego de leer la primera expresión de esta oración modelo que nos regaló el Señor (la cual dice: “Padre nuestro que estás en los cielos”), podemos notar algo sumamente importante:

  • Que podemos llamar a Dios “nuestro Padre” – La mera mención de la palabra “padre” puede traer a algunos el recuerdo de un varón ausente, irresponsable, o en los peores casos, a un abusador. Sin embargo, Dios no se modela a través de las actitudes de los hombres. Él es nuestro perfecto, amable, completo, y seguro “Padre”. Somos aceptados en su casa a través de creer y poner nuestra confianza en el sacrificio de su Hijo Jesucristo en la cruz y su resurrección. Y esa adopción trae para nosotros la misericordia, la gracia, la protección y la provisión del cielo. Dios conoce quienes somos, nuestras debilidades, nuestras necesidades y nuestros anhelos. Y aunque no todo lo que deseamos está en Su voluntad, ni todo lo que hacemos le agrada, como buen padre, Él se encargará de proveernos y disciplinarnos, para Su gloria.

  • Que tenemos un Dios alto y sublime – Dios habita en “los cielos”, donde, según dice la Biblia, “está su trono”. Dios creó todo lo que existe, está sobre todas las cosas, es Rey y Señor de todo lo que hay, y ciertamente tiene todo el poder para bendecirme y hacer de esta circunstancia un testimonio para Su gloria. Como el Dios Santo que es, extremadamente más alto y digno que yo, Él se merece que yo viva cada día agradándole en todo lo que hago, para agradecerle lo que ya Él hizo por mí (salvarme, darme nueva vida y una relación íntima y personal con Él). En cambio, su favor es todo para mí.

Así que, mientras voy derechito a la fila del desempleo, mi mirada no está puesta en mi gobierno, ni mis ahorros, ni mis “conexiones”, ni mis habilidades o resumé. Solo recuerdo lo que dice Su palabra:

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5:7)

En Cristo,
Gadiel

Comments

Unknown said…
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Unknown said…
Esta demás que diga yo esto, pero "mientras uno tenga fe en Dios, el resto NO IMPORTA."

Pienso que los seres humanos tendemos a sobre-complicarnos la vida con cosas que al final no tienen ninguna importancia.

Puede el desempleo verse como una bendición de Dios? En la parabola del joven rico en Mateo, El invita al joven a despojarse de sus riquezas y seguirlo. En cierta forma el trabajar por un salario, para ser parte de un sistema financiero corrupto, y en ocasiones realizando tareas que estan lejos de ser gratificantes o edificadoras, nos convierte en ESCLAVOS.
Tal vez, pensando positivamente, el desempleado debe sentirse LIBRE, sobre toda otra preocupación, ya que tiene una segunda oprtunidad (forzada) de escojer como va a invertir su tiempo y talentos a modo de cumplir con nuestro verdarero proposito en la Tierra.
Ruben said…
Mañana me uno también a la fila y debo decir que me invade una mezcla de susto y expectativa. No es que no lo haya pasado antes, sino que no había visto antes que la situación estuviera tan grave.

Cuando me invade el susto me detengo y busco en mi mente la Palabra de Dios, siempre llega un verso que que quita el susto y me da la paz.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:27
Unknown said…
Ned, gracias mil por tus expresiones. Me animan tremendamente a buscar con mas diligencia hacer la voluntad de mi Padre en todo tiempo. Ruben, nos vemos el lunes en la obra de Dios... no hay mas na'

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