Conociendo a Dios – Parte 3

¿Cómo son aquellos que conocen a Dios? La semana pasada vimos dos características de aquellos que conocen íntimamente a aquél a quien sirven: (1) son enérgicos (pasionarios) en cuanto a los asuntos de Dios, y (2) piensan grandes cosas acerca de Dios. En otras palabras, están más interesados en las cosas de Dios que en las de ellos mismos, y admiran a Dios por lo que él es, más que a ningún otro ser en el universo. ¿Qué más podemos decir?

  • Los que conocen a Dios son valientes y decididos por Dios – Estos no siguen a la mayoría sino al principio bíblico. Sus decisiones no están basadas en lo que más les conviene sino lo que es mejor para la causa de Cristo, aunque les cueste. Esto ocurrió con los amigos de Daniel (Sadrac, Mesac y Abed-Nego) cuando estaban frente al ídolo de oro de Nabucodonosor. También les pasó a Pedro y a Juan cuando Dios los comenzó a usar con milagros y prodigios en Jerusalén. Los sacerdotes los echaron en la cárcel por celos y Dios los sacó a través de un ángel y los envió a predicar nuevamente. Ellos sabían que estaban desobedeciendo a las autoridades y les iba a costar su libertad y su bienestar. Pero, ¿cuál fue su respuesta?:

“Es necesario obedecer a Dios ante que a los hombres.”
Hechos 5:29

El apóstol Pablo lo dijo de otra manera, cuando se dirigía hacia Jerusalén, seguramente a perder su libertad y su vida:

“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús”
Hechos 20:24

¿Es acaso malo tener sueños y anhelos? ¿No es lógico y natural querer preservar nuestra vida? Y entonces, ¿qué movía a esta gente tan fuertemente como para tener en poco aún su propia vida? Es importante que entendamos que vivimos en un tiempo decididamente individualista. La vida moderna consta casi por completo de una búsqueda por el bienestar y placer individual. Como dice el refrán popular: “Yo primero, yo segundo, yo tercero, y si sobra algo, también es para mí”. Por eso, ser un verdadero cristiano es algo totalmente radical. Es un modo de vida diferente al de la gente común. Conocer a Dios cambia nuestras prioridades, nos hace ver otra perspectiva de lo que realmente es valioso en la vida. Y luego que esto llena nuestra mente y voluntad, ya no nos importa la pérdida de cosas terrenales, sino que tomamos nuestras decisiones para el beneficio y avance del reino de los cielos.

En Cristo,
Gadiel

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