¡Jesús nació!

En este tiempo en que nuestro pueblo está tan lejos de Dios, es probable que alguno de nosotros todavía relacionemos la época Navideña con el nacimiento del niño Jesús. La nostalgia de la tradición pende sobre nuestra mente, haciéndonos amar y adorar al "divino niño".  Damos muchos regalos (a beneficio de nuestras tarjetas de crédito), hacemos grandes fiesta, nos embriagamos y lanzamos tiros al aire, todo para "celebrar la época de paz y buena voluntad"… aunque las cosas sigan de mal en peor.


Y las cosas ciertamente seguirán de mal en peor porque no tenemos la más mínima idea de la bondad y bendición que fue derramada sobre nosotros esa hermosa noche en Belén:


"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre." (Isaías 9:6-7)

¿Quién nació? Un príncipe, un consejero… Dios mismo vino a morar entre nosotros (¡Emmanuel!), para traernos paz y seguridad al corazón. Aunque algunos opten por ignorar a Jesús por completo (¡hoy leí acerca de un grupo de ateos en la costa de California, que se adueñaron de una plaza para evitar las tradicionales decoraciones en su vecindad!), ciertamente celebrar solamente su nacimiento cuenta una ínfima parte de la historia:

  • Su vida fue estupenda: "El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová" (Isaías 61:1-2)
  • Su muerte nos sanó: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados." (Isaías 53:5)
  • Su resurrección nos da la salvación: "Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos." (Isaías 53:10-11)

Es sumamente triste celebrar la Navidad, mirando el pesebre a lo lejos, con el "palo de ron cañita" en la mano (bebida embriagante ilegal de mi país), abriendo nuestros muchos regalos (que vamos a tirar a la basura antes de que se llegue diciembre de 2012), solo para volver a la misma condición de vida mañana por la mañana. Todo porque admiraste al "divino niño", pero no has abrazado al Salvador del mundo y Señor del universo: Jesucristo.


Procura hoy, salir de tu oscuridad de vida, porque para eso Jesús nació, para que te alumbre la luz de Cristo.  Rinde tu corazón a aquel que se merece toda tu devoción.  Busca comenzar una relación real con el Dios que te da cada hálito de vida, antes de que se apaguen las luces de tu existencia.


"El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos." (Isaías 9:2)



En Cristo, 
Gadiel

Comments

Ruben said…
Siempre hay que recordar que Jesús no solo nació... Sino que vivió sin pecado, murió por los nuestros, resucitó y ahora esta sentado a la diestra de Dios como nuestro abogado.

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