Conociendo a Dios – Parte 2

¿Cómo son aquellos que conocen a Dios? ¿Cómo los podemos identificar? ¿Cómo saber si somos de los que pertenecemos a ese grupo? La Palabra nos da una idea de este tipo de persona. Los que conocen a Dios:

  • Son enérgicos en cuanto a los asuntos de Dios – Los que conocen a Dios se preocupan y se duelen por la condición de la obra de Dios. Cuando en la Iglesia se infiltra la inmoralidad (adulterio, fornicación, pillaje, mentiras, abuso, etc.) o cuando doctrinas de error y tergiversación de la verdad son predicadas desde los altares, aquellos que conocen a Dios se levantan con vigor y determinación para defender la verdad y el honor de Dios. Hay tiempos de apostasía (y tenga por seguro que estamos viviendo en uno de ellos) en que los creyentes tratan el pecado en sus vidas livianamente, como si Dios no fuera a juzgar el asunto. Asimismo algunos que predican y pastorean la iglesia se atreven a utilizar sus posiciones para enseñar un evangelio cojo, hueco, adulterado, que promete cosas a la gente para atraerlos y vaciarles los bolsillos, pero que no están garantizadas por la Palabra de Dios. Es importante que entendamos que el conocimiento de Dios es un refugio en estos tiempos, pero los que son superficiales en su fe serán presas del engaño. Daniel lo vio de esa manera:

“Con lisonjas seducirán a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.”

Daniel 11:32

  • Piensan grandes cosas acerca de Dios – Podemos saber cuanto admiramos a una persona por lo que pensamos y decimos de ella. Esto es especialmente cierto cuando hablamos de nuestro deportista o artista favorito. Si creemos que tal o cual persona tiene un talento excepcional en su campo, somos los primeros que hablamos del asunto en cada foro, dando detalles de las ejecuciones, competencias, conciertos, etc. que nuestro ídolo ha realizado, y por lo cual lo consideramos (y queremos que los demás también así lo hagan) el mejor de los mejores. La pregunta clave es: ¿Qué piensas tú de Dios? Cuando estás solo, cuando no tienes la ventaja de esconderte entre un animado grupo de creyentes cantando coros en la iglesia, cuando no tienes al pastor para que conteste las preguntas bíblicas que tu ya deberías saber (Hebreos 5:11-14), cuando estás solo en tu cuarto sin que nadie te vea (excepto Dios), ¿qué tienes que decir de él? ¿Acaso salen palabras de tu boca para expresar algo bueno acerca de Dios o está tu vocabulario vacío cuando de cosas espirituales se trata? ¿Qué experiencia íntima, personal, única, has tenido con Dios que te permite dar testimonio de él con tu adoración personal? ¿Cuán grande es Dios para ti? ¿Es tu Dios bueno meramente para resolverte todos tus problemas y concederte todos tus deseos? ¿O es tu Dios tan grande y poderoso que te lleva a poner tu cabeza en el suelo delante de su presencia y adorarle por lo que él es, aún cuando no te conceda lo que tú quieres?

Continuaremos la semana próxima…

En Cristo,

Gadiel

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