El cristiano y el sufrimiento (Parte 3)

La semana pasada vimos el testimonio de Pablo acerca de sus luchas y aflicciones por causa del evangelio de Jesucristo. Pablo había dejado atrás los beneficios y placeres que le ofrecía su vida en la tierra, con la mira puesta en ganar lo que es más importante: la vida eterna junto a Cristo:

“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”
Filipenses 3:7

Es por esto mismo que el Señor Jesús dijo:

“Y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”
Marcos 8:35

“Perder la vida” significa no lograr, recibir ni alcanzar las cosas que, a los ojos de este mundo y su sistema de valores, son mas importantes. Es estar dispuestos a que Dios cambie el destino de tu caminar, que tronche alguna gran meta que está en tu corazón, que no cumpla tus anhelados sueños, todo por causa de seguirle a él, su ley, sus mandamientos y su llamado para ti. Sin embargo, lamentablemente hoy estamos predicando un tipo de evangelio no-bíblico que nos dice que Dios nos ama tanto que va cumplir todos nuestros anhelos, que nos va a dar todo lo que deseamos, que le va a quitar las cosas a los impíos para dárnoslas a nosotros, para que vivamos al estándar de ellos. Primero, que el estándar del mundo es “basura” según la Palabra, cosa que Dios no nos va a conceder:

“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
Filipenses 3:8

Segundo, que no hay padre terrenal sabio y cuerdo (¡y Dios es mejor que cualquier padre terrenal!) que le dé a sus hijos todo lo que ellos quieren; eso es instigarle codicia, avaricia y prepotencia de niños malcriados. Dios no es un Padre mimador, sino uno que corrige y reprende, porque nos quiere elevar de nuestra presente condición caída a su estándar de santidad y pureza, todo para su gloria:

“No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues por su corrección. Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”
Proverbios 3:11-12

Hoy, más que nunca, necesitamos recalibrar nuestro pensamiento de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios. Como cristianos, ciudadanos del reino de los cielos, reyes y sacerdotes, no medimos nuestro éxito de la misma manera que lo mide el mundo. Nuestra vida en Cristo contiene una porción de sufrimiento, que valida que estamos “nadando en contra de la corriente” de este mundo, y que a su vez nos hace depender enteramente del Dios que es nuestro sustento. Y obtendremos de parte del Señor, más y mejores promesas, placeres sin fin, bendiciones a granel, aquel día que partamos de esta tierra o el Señor nos venga a buscar. Mientras tanto, la promesa para el día presente es:

“Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”
Salmos 126:6

En Cristo,
Gadiel

Comments

Ruben said…
Solo puedemos dar GRACIAS a Dios por la vida que nos ha tocado vivir en El. Es la Mejor herencia que nuestros padres nos han dejado. Con todo y las dificultades, las luchas y el cansancio que estas provocan no puedemos sonar con una vida mejor porque no existe.Una vida en El y para El es todo lo que necesitamos.
Ruby,Marisol y pitufos

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