Los cuatro tipos de corazón – El corazón mundano

Continuamos explorando la relación que existe entre la condición del corazón (nuestro ser interior, nuestra alma) y los resultados espirituales en nuestra vida (lo que Jesús llama “el fruto” en la parábola del sembrador). El tercer tipo de corazón es el “mundano” y se menciona de la siguiente manera:

“Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron… El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” (Mateo 13:7,22)

La ilustración nos enseña a un sembrador echando semillas en un terreno aparentemente limpio pero con raíces de yerbajos y espinos escondidos debajo de la superficie. Tan pronto la semilla trata de crecer, es rápidamente alcanzada y sobrepasada por los yerbajos y espinos que ya viven allí. Lo que hacen estos yerbajos es crecer rápidamente para tapar el sol y robar la humedad de lluvia a la semilla que acaba de ser plantada.

Jesús compara este terreno a la persona que oye y entiende la palabra, pero que no cede sus prioridades en la vida para dejar entrar las prioridades de Dios. Esta es la gente que corren aceleradamente para probarse a ellos mismos y a los demás, que pueden ser exitosos, relevantes, importantes, etc., de acuerdo a la definición de “éxito” del mundo actual en el que vivimos. Nuestra sociedad postmoderna (como la llaman los filósofos de esta época) muestra una ansiedad, preocupación y fatiga por “tener” lo que se supone debo tener según el estándar actual: casa grande, carros caros, mucho dinero en la cuenta, alguna posición importante. Queremos que la gente nos vea y que cuando nos compare con los demás, tengan que admirarse ante nuestra sagacidad (en buen puertorriqueño, ¡Que “mostros” somos!). ¿Qué es lo más que admiramos? Solo necesitamos dar una vuelta por algunos programas de TV actuales: “It’s good to be …”, MTV Cribs, “Most outrageous weddings”, “The life of the rich and the famous”, etc. Todos exaltan la gente que ha alcanzado muchas cosas, mucho placer, y prestigio.

El problema con esta visión de la vida es que se nos vende como una meta que nos proveerá libertad para hacer lo que deseemos y ser felices, pero realmente es una grandísima atadura espiritual que nos va a frustrar, deprimir y al final destruir. ¿Qué dice la Biblia acerca de esto?:

“Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá” (Salmos 39:6)

“No te afanes por hacerte rico; se prudente, y desiste.” (Proverbios 23:4)

“Vela por ti mismo, que tu corazón no se llene de glotonería y embriaguez, y de los afanes (el estrés) de esta vida, y venga de repente sobre ti aquel día” (Lucas 21:34, parafraseado)

¿De que “día” habla este último verso de la Biblia? El inevitable día en que todos los seres humanos que han existido o existirán en el futuro sobre la faz de la tierra, tendrán que encarar a su Hacedor, Dios mismo sentado en su trono soberano. En “ese día” el prestigio, el dinero, la fama, el éxito, todo nuestro diminuto imperio que formamos con gran afán durante todos los días de nuestra vida, serán inservibles frente a la gran pregunta: ¿Estás en paz con Dios? ¿Estás reconciliado con tu Creador? ¿Conociste a Jesús, el único que media (el árbitro) entre el Dios justo y nosotros, los que le hemos echado a un lado?

Lamentablemente tu asistencia a una iglesia, tu trabajo en algún grupo de ayuda social, tu participación en algún “ministerio” religioso no compensará en lo absoluto tu falta de relación con Dios. Y esta relación es un asunto de prioridades. Dios no comparte su gloria (su primer lugar, su supremacía) con nadie. O eres de él, por él y para él o existe algo más en tu interior (en tu corazón) al que le debes fidelidad. Y nuestro Señor Jesucristo fue muy claro en esto:

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No puedes servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24)

Que nos quede claro, Dios no pretende que seamos irresponsables con nuestra vida, con el cuido de los seres queridos, con cumplir con nuestras obligaciones, pero si pretende que nuestra fidelidad, compromiso, fuerzas y primer lugar se lo demos por entero a él. Y él promete ser por nosotros en todas nuestras necesidades:

“No te afanes diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Tu Padre celestial sabe que tienes necesidad de todas estas cosas. Pero, busca primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá añadido.” (Mateo 6:31-33)

En Cristo,
Gadiel

P.D. Puedes incluir tus comentarios y preguntas en el blog o enviarlos a pastorgadiel@gmail.com. Es importante para nosotros saber que estamos alcanzando a alguien con la Palabra de Dios.

Comments

Ruben said…
Pienso que este es uno de los grandes enganos de estos dias. Aun dentro de muchas iglesias se predica mas acerca de las riquezas para recoger las ofrendas que de Dios a la hora del sermon. Que equivocados estan. Hemos comprobado que cuando buscamos de Dios primeramente, entonces las demas cosas nos son anadidas.

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