El corazón incrédulo

Vivimos en un tiempo en donde la iglesia del Señor padece de una enfermedad terrible: la liviandad espiritual. Sabemos muy poco acerca de lo que creemos (conocimiento bíblico doctrinal), y nuestra relación individual con Dios es casi inexistente (el ejercicio de las disciplinas espirituales). La Biblia es bien enfática al decirnos que dentro de la iglesia visible (los que asisten cada domingo, participan en algún “ministerio”, dan sus ofrendas y diezmos, y a todas luces parecen cristianos comprometidos) habrá muchos engañados. Gente que creen ser cristianos porque en algún momento tuvieron un “encuentro con Dios”: se emocionaron al escuchar un sermón avivado, vieron alguna manifestación sobrenatural, y a consecuencia de ello “pasaron al frente” y repitieron la “oración del penitente”. Para que estemos meridianamente claros desde el comienzo de nuestra plática, la Palabra de Dios nos declara que la prueba única, final y contundente de la regeneración del pecador a una nueva criatura es el fruto de su arrepentimiento:
“Así que todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malo. Así que, por sus frutos los conoceréis”
(Mateo 7:16-20)
Dios nos envía una advertencia muy dura con respecto a este asunto, para que miremos nuestro corazón y nos volvamos a él inmediatamente si es que encontramos en nosotros las señales de un corazón incrédulo. Veamos:
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”
(Hebreos 3:7-8,12)
La condición de nuestro corazón dictará si al darse a conocer nuestro verdadero fruto, nos apartaremos de Dios por causa de nuestra maldad sin erradicar. En la Palabra de Dios, el “corazón” es el asiento de nuestro pensamiento (mente), nuestros sentimientos (lo que nos gusta y lo que no nos gusta) y nuestra voluntad (lo que escogemos hacer o no hacer). Este texto que acabamos de leer nos dice que hay “corazones malos” y los define como “corazones de incredulidad”. Son “creyentes” que escuchan la Palabra cada domingo, piensan acerca de ella, pero chocan con la exigencia de Dios para sus vidas. Les gusta más su pecado que lo que Dios les requiere y escogen seguir su placer en vez del reclamo de Dios. Esto se llama rebeldía y es el mismísimo pecado del Edén.
Sabemos que los cristianos estamos en un proceso de crecimiento en donde en ocasiones pecamos contra Dios. Pero todo verdadero creyente es aquél que se espanta, se duele, se fastidia por haberle fallado a Dios, y se arrepiente inmediatamente de su maldad con lágrimas. Sin embargo, el creyente falso, el de corazón endurecido, es aquel que repite su pecado sin ningún tipo de remordimiento, y tapa su apariencia “cristiana” con asuntos religiosos (como la participación en algún ministerio, grandes ofrendas, y aún manifestaciones falsas de espiritualidad). Mira como la Biblia describe a éstos de corazón incrédulo:
“A causa de esto me disgusté contra esta generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón y no han conocido mis caminos”
(Hebreos 3:10)
Son gente que han oído el mensaje del evangelio, es posible que lo sepan de memoria y lo puedan predicar con fogosidad (lo que nosotros confundimos con “poder”, ¡¡¡error!!!), pero no han conocido el camino de Dios. No han experimentado el verdadero poder del evangelio de Dios, que no consiste de ruido, espectáculos llamativos, grandes manifestaciones ni milagros, ni manipulación de emociones, sino de estilos de vida transformados radicalmente para la gloria de Dios y para testimonio a los que no creen. Este es el verdadero fruto: el que corrige su vida sexual desordenada (dejando el adulterio, la fornicación, el homosexualismo y el lesbianismo, la pornografía), el que pone en orden su familia, el que ordena sus finanzas, el que deja de mentir y robar en sus negocios, el que cambia su lenguaje y deja atrás las maledicencias, el chisme y las contiendas, el que deja de pensar en sí mismo y lo que puede obtener de Dios (el egoísta engañado por el brillo satánico de las riquezas) y comienza a pensar en la necesidad de su hermano en la fe y del vecino en la comunidad.
Hermanos, no seamos engañados por nuestra condición pecaminosa. ¡Miremos, probemos, examinemos nuestro corazón y volvámonos a Dios prontamente para ser restaurados y sanados mientras hay oportunidad!
“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”
(Hebreos 4:1)
En Cristo,
Gadiel

Comments

Beltran D Marco said…
Pastor:

Acaso estamos condenados aquellos que no somos perfectos en nuestro corazon pero que anelamos la presencia de Jesus y el estar a todas horas con nuestro Señor Jehova, como pues evitar tantos choques con la sociedad si estamos viviendo en un mundo lleno de imperfecciones, aunque se que se puede hacer hasta lo ultimo para NO caer en las garras de este mundo, entonces que significa el sacrificio que han hecho aquellos que se han alejado de el vicio de las drogas, el alcohol. las lujurias y otros..aquellos que tratamos dia a dia de brindar lo mejor de nosotros a los que nos vituperan, es acaso entonces que el mensaje que estoy llevando a traves de mi musica esta mal, pk no soy perfecto en todos mis caminos.
Si es asi entonces estoy destinado a fracasar pk no soy miembro aqui o alla o pk en algun momento de mi existencia he fallado...

Dios lo bendiga en su camino,,,espero algun dia poder tener sentido de pertenencia en algun lugar del cielo.

Dios los bendiga a todos.

Beltrán D Marco.
Pastor Gadiel said…
Carlos,
Que bueno saber de ti por aqui! Contestando tu pregunta, no estamos condenados aquellos que reconocemos nuestras imperfecciones pero que el amor hacia Dios (puesto en nosotros por El mismo) hace que anhelemos terriblemente no defraudar a nuestro Senor. Como dije el domingo pasado (junio 8), Dios no busca perfeccion ni "victoria" de parte nuestra sino OBEDIENCIA. Tu sigue llevando el mensaje, sigue humillandote delante de tu Dios, buscando su voluntad cada dia, aprendiendo acerca de lo que le agrada y lo que no le agrada, que tus fallas esporadicas seran utilizadas por Dios para mostrar tu debilidad y su fuerza, porque toda la gloria es para El.

Popular Posts