Mi perra Vicky y el pecado original

Mi perra Vicky es una "toy puddle" blanca de unos 3 añitos, muy cariñosa y juguetona. Su estadía con nosotros ha estado marcada por muchas alegrías, de vez en cuando empañadas por una desobediencia obsesiva que no hemos podido sanar: a Vicky le gusta virar los canastos de basura y regar todo lo que encuentra allí. ¡Han sido innumerables las veces que la hemos castigado luego de encontrar basura regada por toda la casa! Pero lo más curioso es que a pesar de que ella sabe que lo que hace no esta permitido, que le costará un grito, un azote y unos días desterrada al patio, es totalmente incapaz de refrenarse por sí misma.

Ayer en la mañana, mientras corríamos a Vicky por toda la casa para darle su merecido por el último episodio de "trash-jacking" no pude menos que teologizar el evento. Yo amo a Vicky, ella me ama a mí, me duele castigarla por lo que hace, pero ella es incapaz de cambiar su mal hábito, y obviamente yo jamás la destituiré de su posición de mascota canina oficial de mi casa, aunque me saque de mis cabales de vez en cuando. ¡Si tan solo pudiera meterme en su psiquis y convencerla de su error, ya no tendríamos estas trifulcas y sinsabores! Esta es la versión canina de la carta de Pablo a los hermanos en Roma:

"Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí… ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Romanos 7:19-24)

Tenemos un problema que se llama pecado, que recibimos de nuestro padre Adán. Esto no significa que otro me controla y que soy una inocente víctima de la vida, sino que por causa de mi naturaleza hago exactamente lo que me gusta, ¡aún cuando eso me destruya!

¿Cuál es la solución? La Palabra nos da una respuesta en etapas, las mismas que le aplico a Vicky cada día:
  • Somos salvos por gracia y esto ya nos ha librado de la separación eterna de Dios - "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu… Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro." (Romanos 8:1, 38-39)
  • Dios ha puesto de su Espíritu en nosotros para cambiar nuestros hábitos de adentro hacia fuera – "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios." (Ezequiel 11:19-20)
  • Por causa de su amor, Dios mantiene su férrea disciplina sobre nosotros hasta el día que pasemos a morar con él, en perfección por la eternidad – "Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?" (Hebreos 12:6-7)

Mientras llevo a Vicky al patio para que "purgue su condena", recuerdo cada instancia en donde Dios en su misericordia me ha corregido, y no puedo hacer otra cosa que declarar que su gracia es suficiente para mi necesidad. ¡Que hermosa es la salvación de Dios!
En Cristo,
Gadiel

Comments

Popular Posts