El avivamiento y la necesidad de un reformador (Parte 2)

Cuando vivimos en tiempo de gran apostasía espiritual, nos preguntamos si la Iglesia va en camino de su autodestrucción. ¿Dónde está Dios en todo esto? ¿Por qué los cristianos hacemos a un lado la Palabra de Dios y corrompemos nuestra práctica espiritual?

Es en estos tiempos que necesitamos recordar una verdad bíblica fundamental: ¡el plan de Dios nunca podrá ser derrotado!  Dios siempre vuelve con su gracia para rescatar a su pueblo de la apostasía, no por nosotros sino por amor a Su nombre. Él levanta hombres y mujeres que se paren en la brecha, y traigan la gloria de Dios de vuelta a su pueblo.  Éstos son los REFORMADORES que hacen falta en este tiempo.  

Un ejemplo de un reformador para su generación es el rey Josías, nieto de Manasés según vemos en la historia de 2 Reyes 22:1-13.  Varios principios podemos sacar de este pasaje:

  • "Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años" - Un reformador tiene que ser un creyente con corazón de niño (humilde, enseñable, adiestrable), pero con mentalidad de Reino (enfocado en los asuntos importantes, eternos)
  • "Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová… y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa" - Un reformador tiene que preocuparse por la condición de la iglesia: las "grietas externas" (lo que se ve de afuera) son signos de un deterioro de propósito interno
  • "Y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez." - Un reformador se asocia y rodea de gente con propósito y mentalidad de Reino, no con gente que solo quieren su propio bienestar
  • "Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey." - Un reformador tiene una disposición de corazón que atrae la providencia y gracia de Dios.  ¡El resultado es que la Palabra de Dios, que se les había perdido a los sacerdotes dentro del templo, es hallada! ¡No en balde había tal destrucción sobre el pueblo de Dios! 
  • "Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos." - Un reformador es sumamente sensible a la Palabra de Dios. Puede identificar la condición propia y la del pueblo, y toma acción inmediata y contundente acerca de los pasos a seguir, comenzando con el arrepentimiento y la contrición de espíritu.


Las preguntas que nos debemos hacer en este momento son: ¿Creo que hay "grietas" en la casa de Dios, el Cuerpo de Cristo, que deben ser reparadas? ¿Realmente me importa? ¿Estoy dispuesto a incomodarme y a sufrir alguna pérdida, con tal de hacer algo al respecto? ¿Voy a bajar a la "cancha" a jugar o pienso quedarme en las "gradas" como un mero espectador?

La Palabra de Dios se ha perdido en los altares de las iglesias y en las casas de los cristianos de nuestra nación.  Recuperarla solo traerá contrición de espíritu, humillación, arrepentimiento, restitución y avivamiento.  Pero para recuperar la Palabra hacen falta un buen grupo de "reformadores".  ¿Estas dispuesto?


En Cristo,
Pastor Gadiel

Comments

Popular Posts